martes, 12 de julio de 2011

Edificio Lipsia: en el centro del centro

(Este texto fue publicado en la primera edición de la revista AvC Magazine)

Remontémonos al año 1936. En ese momento el obelisco era un nuevo hito ubicado en el medio de la avenida más importante de la ciudad y la avenida Corrientes estaba en pleno esplendor: acababa de ser ensanchada.

Fue en este contexto ideal que Curt Berger, un comerciante alemán radicado en la ciudad, tuvo una idea. Se le ocurrió comprar los lotes que la Municipalidad había expropiado luego del ensanche de Corrientes. Su objetivo: construir un edificio de rentas.

“Mi abuelo tenía una casa comercial por la calle 25 dEnlacee Mayo y buscaba ampliar el negocio”, cuenta Claudia Baumgart, nieta de Berger y actual directora de Lipsia S.A. El arquitecto elegido fue el húngaro Juan Kronfuss y luego contrataron a una constructora alemana llamada Wayss & Freytag, que aún existe. “Lo hicieron en distintas etapas porque los terrenos eran de varios dueños y a veces no querían vender”, cuenta Baumgart. “Fue un proceso que duró muchísimos años. La empresa se creó en el 1936 y el edificio fue terminado a principios de la década del cincuenta”. El edificio lleva el nombre en español de Leipizig, la ciudad de la que provenía su abuelo.

Juan Kronfuss: la mente detrás del diseño

El racionalismo arquitectónico surgió en Europa a principios del siglo pasado, luego de la primera guerra mundial. Se trata de un estilo carente de ornamentaciones, funcional y muy simple. Bajo esta filosofía se abanderaba Kronfuss, el arquitecto que diseño el edificio Lipsia.

Nació en Budapest pero estudió en Arquitectura en Munich, Alemania. En 1908 ganó un concurso internacional para la construcción de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires y dos años más tarde se trasladó a Buenos Aires para realizarlo, pero el proyecto no se pudo concretar.

Diseñó varias viviendas de Belgrano R y también el Cementerio Alemán, en Chacarita. Entró al servicio de la constructora Wayss & Freytag cuando estaban a punto de terminar el Hotel de Inmigrantes, ubicado en el puerto de Buenos Aires.

Kronfuss diseñó el edificio Lipsia bajo las reglas del estilo que lo caracterizaba. La entrada principal se colocó en Corrientes 316 y se construyeron seis pisos destinados a oficinas.

Un garage fileteado

“Corrientes 348 segundo piso, ascensor”, dice el tango de 1924 “A media luz” de Donato y Lenzi. “Una cosa es la poesía y otra es la realidad. Nunca existió esa dirección. A principios de los setenta, a la Municipalidad le pareció que tenía que haber un número 348 donde antes estaba el 344. Nos mandaron una carta muy formal para preguntarnos si nos molestaba”, cuenta Baumgart. Era justo el garaje y no les importó. Entonces se fileteó el portón para que se vea algo alusivo al tango cuando se cierra. Cada tanto se renueva la pintura y es hasta el día de hoy que vienen muchísimos porteños y extranjeros para sacarse una foto.

También se puso una placa y la fiesta de inauguración estuvo a la altura de la importancia del tango. Fue en 1971, al mismo tiempo que se declaró que la avenida Broadway de Nueva York y Corrientes eran hermanas. Cortaron la calle, vino el embajador de Estados Unidos y Saturnino Montero Ruíz, el intendente en ese momento. Tocó una gran orquesta y todo el mundo se puso a milonguear.

Mirando al futuro

Este año Lipsia cumplió 75 años. No es poco. En búsqueda de no quedarse atrás, la administración intenta dar un buen servicio y renovar el estilo. “El edificio queda viejo al lado de otros”, cuenta Baumgart, “Hay que aggiornarlo. En 1994 se fueron los laboratorios Bayer y Roemmers, grandes inquilinos de la época, que ocupaban pisos enteros. Entonces aprovechamos para reciclar. En ese momento era una estructura de época: había una oficina por ventana, un concepto antiguo. A medida que avanza el tiempo cambia el espacio en el que se trabaja. Ahora se usan espacios integrados en las oficinas, no cuartos pequeños uno al lado del otro. Esa es la manera de recibir buenos alquileres y tener buenos clientes: innovar, pero siempre mantener lo clásico”.

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